DEBO CONFESAR y CONFIESO: Mi primera vez (en el mundo de las telenovelas)

Mi primera incursión en este género que tanto adoro tuvo lugar hace unos quince años, cuando TVE (la televisión pública de España) emitía una telenovela que aquí se hizo muy popular. La historia era protagonizada por Thalía y Fernando Carrillo y contaba con la actuación antagónica de Lupita Ferrer. Efectivamente, les hablo de “Rosalinda” (Televisa, 1999).
Hasta aquel momento las telenovelas habían sido algo que había ignorado e incluso menospreciado, como hacía mucha gente de mi entorno que pensaba e imagino que seguirá pensando, que se trata de un género menor, vulgar, solo para ‘marujas’ (amas de casa).
¿Qué tuvo “Rosalinda” de especial para engancharme? Sinceramente, no lo sé. Puede que fuera la deslumbrante belleza de Thalía (que aún conserva lo suyo). Puede que fueran las maldades de Valeria o la canción tan pegadiza que la telenovela tenía, cantada por su protagonista. Ah, y 80 capítulos de duración, con lo que mejor que mejor.
El caso fue que me enganché y luego ya no pude parar. Tras conocer el final de Rosalinda y Fernando José, vino “Isabella, mujer enamorada”, y ahí estuve, otra vez enganchado. Y así telenovela tras telenovela hasta hoy. Ya no veo telenovelas por televisión, sino por internet (la última que vi por televisión fue “Cuando me enamoro”), pero el nivel de adicción sigue siendo el mismo.
Desde la perspectiva actual, y tras haber visto decenas de telenovelas a lo largo de estos casi quince años, “Rosalinda” me parece una historia normalilla, de esas que hemos visto cientos de veces: muchacha joven y guapa, pero pobre, se enamora de riquillo alocado. Con el tiempo y tras varias idas y venidas, Rosalinda descubre que es una muchacha rica y se gana el ‘respeto’ de todos aquellos que algún día la humillaron.
Todo esto, acompañado de incontables maldades de Valeria y demás personajes villanos de la historia.
He visto historias mejores, pero como les contaba, a esta le tengo cierto cariño, por ser mi primera telenovela.
He de decir también que, en comparación a lo que su productor Salvador Mejía produce en la actualidad, podría ser considerada hasta una gran telenovela. 

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